Aquí os dejo una muy interesante final de copa del rey. Disputada en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena de Málaga, enfrentando a los dos eternos rivales, Real Madrid y Barcelona, cada uno de ellos decidido a ganar. El año anterior nos dejo un tempranero choque que acabaría ganando el Barsa e imponiéndose posteriormente en la final ante el Valencia, pero eso fue el año pasado. Esta final pasara a la historia por el tiro de Llull uniéndose a otros pocos elegidos como son Solozábal y Creus en ganar una final de copa con un tiro en el ultimo segundo.
Un partido igualado y no solo el partido. Al encuentro llegan dos equipos potentes, largos, ganadores y que curiosamente están empatados a copas, es decir, el ganador se pondrá por delante al poseer mas copas que ningún otro equipo. Sin temor a equivocarme, puedo decir que es una de las mejores finales de copa de los últimos años. Hay igualdad, buen baloncesto, mucho talento, en algunos momentos frenesí pero sobre todo igualdad y emoción. Y eso es lo que convierte a este partido, en un partido épico. Vemos lo bonito que puede llegar a ser el baloncesto, haciendo que un equipo con el partido prácticamente perdido sea capaz de remontar y subir a su afición al olimpo de dioses solo para ser bruscamente expulsado de ese santo lugar. Los minutos finales de este partido no tienen precio, la plasticidad, emoción, nervios, alegría, tristeza, impotencia y simplemente magia.
Un partido igualado y no solo el partido. Al encuentro llegan dos equipos potentes, largos, ganadores y que curiosamente están empatados a copas, es decir, el ganador se pondrá por delante al poseer mas copas que ningún otro equipo. Sin temor a equivocarme, puedo decir que es una de las mejores finales de copa de los últimos años. Hay igualdad, buen baloncesto, mucho talento, en algunos momentos frenesí pero sobre todo igualdad y emoción. Y eso es lo que convierte a este partido, en un partido épico. Vemos lo bonito que puede llegar a ser el baloncesto, haciendo que un equipo con el partido prácticamente perdido sea capaz de remontar y subir a su afición al olimpo de dioses solo para ser bruscamente expulsado de ese santo lugar. Los minutos finales de este partido no tienen precio, la plasticidad, emoción, nervios, alegría, tristeza, impotencia y simplemente magia.
Un tiro que vale una copa.
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